11 DE AGOSTO DE 2013 11 AGO 201.
Estaba deseando llegar a casa para
probarlo. Había sido un regalo “personal” de Isa, yo nunca había comprado algo
así, de hecho nunca había estado en una tienda así. No me asustaba porque era
pequeño, estaba bien para empezar…, discreto y fácil de ocultar.
Me
masturbaba bastante a menudo, sobre todo por las noches, aunque le había cogido
también el gustillo a las mañanas. En realidad cualquier hora era buena.
Normalmente lo hacía siempre de la misma manera aunque el resultado no era el
mismo; unas veces llegaba antes, otra era más intenso, otras simplemente no
llegaba, pero eso ocurría pocas veces. El deleite de darse placer uno mismo, de
relajarse y llevar tu mente a otro lugar donde sólo existen tus fantasías, tus
dedos… Y tu sexo, era lo más íntimo que había experimentado conmigo misma, e incluso
con otra persona. Lo consideraba más íntimo incluso que una
relación sexual cualquiera, cuando le regalas a alguien ese momento, cuando te
masturbas para otra persona le estás mostrando tu camino a ese codiciado y a la
vez, misterioso para algunos, orgasmo femenino.
Lo
saqué de la caja, lo toqué, era suave; lo chupé, no era desagradable. Giré la
rueda y empezó a vibrar, cuanto más giraba, más vibraba, el mecanismo era
sencillo. Me quité las bragas y empecé a tocarme poco a poco, me chupé los
dedos y los pasé por el clítoris para estimularlo un poco más, con la otra mano
me acariciaba los pechos. Estaba ya tan cachonda que no pensaba en nadie en
concreto, es más, pensaba en todos… En cómo me la metía Paco, en los
dedos de Jesús, que por cierto, de tamaño eran como el vibrador…Mmm que buen
símil para continuar.
Estaba
ya notando que venía el orgasmo cuando paré, me gustaba hacer eso porque
después se multiplicaba el placer, encendí entonces el aparatito, muy suave
primero, y lo pasé de arriba abajo por los labios, me gustó el cosquilleo, así
que subí la intensidad y volví a hacer lo mismo; el placer se iba
incrementando, sentía el ardor en el clítoris como si tuviera vida propia y
pidiera su momento de atención también. Cuando llegó su momento fue increíble, recuerdo
una sensación que no había experimentado antes, un calambrazo me recorrió desde
la entrepierna al dedo gordo de cada pie, los pezones estaban ya tan sensibles
que sólo se me ocurría estirar la lengua para lamerlos con la punta, ya que no
toleraba otro contacto. Trazaba círculos alrededor del clítoris mientras mordía
mi mano, el placer era nuevo e inmenso, una espiral de sensaciones se iba
trazando desde la entrepierna hacia afuera, el culo y los talones que tenía
clavados a la cama eran mi conexión con la Tierra , la mente hacía rato que se había perdido.
Me
metí dentro el vibrador y continué el trabajo con los dedos.
Los jadeos iban en aumento, la sensación de calor insoportable, cuando
dejé escapar un grito de ahogo, la tensión se liberó, me sentí mareada unos
segundos que se convirtieron en minutos; me incorporé sudada y despeinada,
intenté levantarme pero dudé que las piernas pudieran sostenerme en ese
momento, así que me tiré de nuevo en la cama, cerré los ojos y dejé que
la mente completamente en blanco se apoderara de mí.
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